Hace unos días recibí la visita de dos amigos españoles que estaban a punto de descubrir mi isla por primera vez. Poco antes de comenzar su viaje definimos juntos el itinerario por varias zonas de la isla, principalmente el norte de Cerdeña y, teniendo en cuenta el tiempo estival, las playas, sin olvidar un toque de cultura, arte y arqueología. Pasé con ellos los primeros días durante los cuales recorrimos muchos kilómetros de carretera por el Norte de Cerdeña, vimos diversos paisajes y experimentamos la hospitalidad de la gente sarda. El viento, y un poco de cielo nublado, que caracterizaron nuestros días, no nos impidieron poder disfrutar de la belleza del Norte de Cerdeña.
Viajaron durante la noche desde Barcelona con Grimaldi Lines, y desembarcaron en Porto Torres a mitad de mañana, donde disfrutaron de su primer y maravilloso baño en Cerdeña en las aguas claras de la playa de Balai.
La segunda etapa fue Alghero. Después de una breve parada en la playa Maria Pia, asaltada por los turistas y el viento, nos lanzamos al descubrimiento del centro histórico, el cual estaban deseando conocer. Disfrutando de un buen helado caminamos a lo largo de las murallas y luego nos sumergimos en el laberinto de calles antiguas y la vida del centro histórico de la ciudad.

Una vez satisfecho este deseo, y con muchas ganas de seguir conociendo Cerdeña, nos dirigimos a Monteleone Rocca Doria, el pueblo más pequeño de la provincia de Sassari con sólo 107 habitantes. Este detalle fascinó a Laura y Miguel que respiraban a pleno pulmón en la profunda calma del pueblo. Caminamos a lo largo de los maravillosos acantilados y de los senderos naturales que llevan al lago que está a los pies del pueblo. Allí, frente al encantamiento del lugar, caminamos lentamente y disfrutamos del sol que estaba a punto de ponerse.


La cuarta etapa del día fue la visita al Nuraghe Santu Antine de Torralba. Llegamos poco después de las 20 horas, cuando las trabajadoras de la cooperativa que lo dirige acababan de apagar las luces y de cerrar la puerta. Probablemente vieron en nuestros ojos el deseo y el largo camino realizado para que Laura y Miguel conocieran uno de los más bellos nuraghe de Cerdeña. Por este motivo, volvieron a abrir las puertas y a encender las luces, y nos acompañaron a regresar aproximadamente 1500 años antes de Cristo, dando la oportunidad a la pareja española de conocer la civilización nurágica y su esplendor, además de mostrarnos la pasión, la bondad y la humanidad de los que ven su trabajo no sólo como una fuente de ingresos, sino como una herramienta de difusión del conocimiento y amor por su tierra natal.

Después de la visita y con una gran alegría en el corazón, nos dirigimos a Ozieri donde pasamos la noche.
El segundo día comenzó temprano dirección a San Pantaleo, para ver el famoso mercado de la mañana del jueves. El pueblo, en la ladera de la Gallura interior, nos dio la bienvenida llena de puestos, tiendas y mucho movimiento. El lugar es famoso por ser habitado por artesanos y artistasy en consecuencia, el mercado de los jueves es conocido por la particularidad de sus productos.

Pasada la mañana decidimos ir a la playa del Príncipe, una de las muchas calas de la Costa Esmeralda, abarrotada de turistas y yates. Después de pasar las horas más cálidas del día allí nos dirigimos a Palau y, por último, una breve parada en la hermosa playa La Marmorata, de aguas cristalinas de la ciudad de Santa Teresa di Gallura.

La cena, a base de los sabores de Cerdeña, fue en el restaurante S’Historia en Rena Majore, en la ciudad balneario de Aglientu. Laura probó la fregula, una pasta de sémola que mi abuela preparaba a menudo.
El tercer día estuvo marcado por las intensas nubes y, después de una parada inevitable en la playa salvaje de Rena Majore, decidimos improvisar un poco el día. La primera parada fue la maravillosa bahía de Li Cossi en Costa Paradiso, ubicada en un entorno rocoso de gran belleza. Aquí nos dejamos caer en el propio silencio y disfrutamos del encanto de la naturaleza durante unos cuantos minutos.

Roto el silencio, decidimos seguir el camino hacia el interior de Gallura. Pasado Trinita d’Agultu, continuamos por una carretera interior (sin rumbo) y llegamos a Aggius. Almorzamos rápido en un pequeño bar en el casco antiguo, y luego nuestra atención fue atraída por un juego de cables y objetos pequeños, inteligentes, que habían sido realizados en un taller de tejido, arte y tradición típica de Aggius. La Sra. Rita Gabriela Lutzu, en su taller El árbol Padre, nos mostró las técnicas de trabajo del telar, así como muchas de sus obras.


Delante de tanto color y tanto encanto, Laura y Miguel no fueron capaces de resistir, y se llevaron a casa una hermosa alfombra. La tarde continuó con una visita al museo etnográfico (que también acoge algunas obras de Maria Lai, ligadas al proyecto «Ser es tejer») y el Museo de bandolerismo (de ambos ya se ha hablado en el post: https://flaniereninsardegna.com/2016/03/02/por-calles-de-aggius-en-cerdena/)



La noche terminó con un aperitivo en la plaza de Santa Teresa di Gallura y cena con amigos en un inmejorable ambiente de verano.
Laura y Miguel continuaron su viaje para descubrir «otra Cerdeña«, ¡pero eso es otra historia!
Para más información:
http://www.nuraghesantuantine.it/
Dónde dormir: Amariglio Bed & Breakfast
L’Albero Padre – Manifattura tessile – Via Elio de Cupis, 11 Aggius (OT)
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