Tiana es un pequeño pueblo centenarios de Cerdeña, la Barbagia, Cerdeña. Enclavado entre las montañas que hacen de antecámara a Gennargentu. Es un pueblo famoso en Cerdeña y en el mundo por ser tierra de centenarios. En el imaginario de muchos su nombre está ligado al de un ilustre ciudadano de allí.
Tzio Antoni Todde, que en 2001 fue Premio Guinness como el hombre más viejo del mundo, que aún vive en Cerdeña en el pueblo de centenarios.
A por el pueblo de centenarios y del elixir de larga vida.
Mientras paso por los característicos callejones, respirando el aire fresco de este insólito febrero, pienso que no es extraño que la gente de aquí viva tanto. Mientras entre las nubes se van abriendo claros, ensuciados aquí y allá por los hilos de humo que salen de las chimeneas pienso. Pienso en que estos maravillosos bosques y la riqueza del agua de arroyos y manantiales regalan la sensación de dar un salto atrás en el tiempo, cuando el aire era más limpio y la comida más sabrosa y genuina.
Al caminar por las calles adoquinadas del centro, un elemento característico no pasa inadvertido. Se trata de sos corzos, los carriles que parece que se esconden tras las casas y, al mismo tiempo, bajo ellas. En la planta de arriba el espacio se usa para construir las habitaciones que, uniendo las casas en un abrazo arquitectónico, crean una especie de paseo cubierto.
Los escorzos en el pueblo son característicos de los pueblos de montaña Cerdeña. Son casas bajas adosadas las unas a las otras, escaleras que suben a lo largo de la fachada de las viviendas. Y permiten el acceso a los pisos superiores, callejones tan estrechos que solo puede pasar una persona…
Tiana, pueblo por descubrir en Otoño en Cerdeña
Como telón de fondo, los magníficos montes que, según algunos, han dado indirectamente el nombre al pueblo. Parece que Tiana deriva de “Diana”, la diosa de la caza.
La caza es actividad largamente practicada en este territorio, junto al pastoreo, a la agricultura y al disfrute de otro importantísimo recurso del territorio, el agua. A las afueras del pueblo, a lo largo de la S.S: 128 que conduce a Tonara, a la derecha encontramos la indicación para la gualchiera. Se trata de un verdadero monumento de arqueología industrial, hoy visitable gracias a una cooperativa que gestiona el sistema de museos “Le vie dell’aqua”.
La gualchiera es una maquinaria que funciona gracias a la energía hidráulica, en este caso gracias al agua del río Torrei, y era utilizado para el batán de la lana. De tantos pueblos de los alrededores los tejedores se reunían aquí, en Tiana, con la lana sarda para su tratamiento: en el interior de esta estructura, el orbace (tejido de lana resistente e impermeable, hecho a mano, típico de los trajes tradicionales sardos) era golpeado para ser más robusto e impermeable.
La gualchiera de Tiana es una de las pocas que todavía funcionan en Europa y es un sitio preindustrial realmente fascinante.
Se compone de la antigua gualchiera, de una recientemente reconstruida que es accionada durante las visitas, y de un molino para los cereales de rueda horizontal.

El paisaje que rodea, con los frondosos bosques y el burbujear del agua del río Torrei, incrementan la poesía del lugar y la sensación de que todo aquí, mantiene sus promesas. Que si que hay una razon porque en Cerdeña hay pueblos de centenarios.
Lejos del estruendo y del guiño de la modernidad, sobrevive un mundo por el que muero de ganas por descubrir…
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