En el corazón de la Barbagia, cerca de centros más grandes y conocidos como Gavoi y Fonni, surge el pequeño pueblo de Lodine. Siempre he oído hablar de él, lo he mirado desde lejos durante mis paseos por Fonni, sin embargo, he conseguido descubrirlo ahora, empujada por las particulares imágenes publicadas en Instagram por la oficina de turismo. He descubierto que, aunque es un pequeño núcleo de unos 300 habitantes, sin particulares obras arquitectónicas, surge en un entorno natural asombroso, con el lago di Gusana a poca distancia, montañas verdes de prados que renuevan el alma donde se respira un aire puro que refrescan los pulmones…
Lodine, no obstante, a parte de tener un territorio riquísimo de asentamientos pre-nurágicos y nurágicos, tiene una particularidad que a mí, apasionada del arte urbano, no me deja para nada indiferente.

Además de los numerosos murales que se encuentran a menudo en varios pueblos de Cerdeña, están los llamados serrandales: en las chapas y puertas de garaje y almacenes se representan personajes notables de la música, el cine, la literatura, el deporte, el pensamiento y la política. Ya desde hace once años que la Consulta Giovani organiza cada verano unas jornadas dedicadas al arte, durante las cuales, tres artistas locales (Marco Demelas, Igor Demelas e Gregorio Crisponi) se ponen manos a la obra para donar, literalmente, nuevas caras al pueblo. Así pues, se puede encontrar a la gran Grazia Deledda (primera mujer que recibió el Nobel de literatura), Antonio Gramsci, Enrico Berlinguer, Gigi Riva, Maria Carta, Jim Morrison, Fabrizio De André, Don Gallo, etc.

Una vez rencontrada con la gran maravilla y diversión de Lodine, me adentro por sus calles en busca de «caras conocidas»… Se entra en un remolino de alegría aunque también de reflexión. Además de la calidad de las caras seleccionadas por popularidad, metafóricamente, en el ambiente urbano de un pueblo así de pequeño, se percibe también la sencilla potencia del arte, del arte urbano para rendir un lugar único, atrayente y con gran personalidad.




Se palpa el sentido de la venganza, el carácter y la determinación de los lodineses por no sucumbir, es más, la necesidad, espontánea, de crear puntos fuertes de nuevas vías de crecimiento. Además, entre las figuras representadas, hay importantes personajes de la historia sarda y, un gran estímulo para los niños, con el fin de que se pregunten por la identidad de esos personajes, sobre sus acciones y misiones desarrolladas o sobre sus méritos gracias a las cuales ahora se plasman en las paredes de las casas de los habitantes de Lodine, microcosmo en el corazón de Cerdeña.
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